1.3.
UBICACIÓN Y TERRITORIO DE LOS PUEBLOS NEGROS.
1.3.1. ESTADOS DE NUESTRO PAIS EN LOS QUE HA
PREVALECIDO LA CULTURA NEGRA.
Actualmente la presencia del negro en los
estados que conforman la república mexicana es difícil de percibir –excepto
en los estados de Oaxaca, Guerrero y
Veracruz- pero esto no quiere decir que no hayan jugado un papel primordial en
el mestizaje del mexicano actual. Es cierto que numéricamente siempre fueron
minoría respecto a la población indígena, pero en términos laborales el negro
tuvo un destacado papel como fuerza de trabajo en la mayor parte de las áreas de producción de
nuestro país;[1]
esta participación prácticamente en todos los estados de la república nos hace
pensar que sus huellas tanto culturales como biológicas siguen presentes en
éstos.
Luz María Martínez Montiel, una de las
pocas personas que se ha dado a la tarea de profundizar en el estudio de la
población negra en nuestro país, con gran esfuerzo y dedicación ha logrado
llevar a cabo una recopilación de estudios de grandes etnólogos y antropólogos
de México, acerca de la presencia africana en nuestro país; hace una
recopilación de nueve trabajos de investigación monográfica fundamentados
en las fuentes de archivos y
bibliografía existentes, en los cuales se aborda esta presencia de la población
africana en tiempos de la colonia, cada uno de estos trabajos nos presenta la
presencia de la gente negra en muchos estados que actualmente conforman la
República Mexicana; como son el estado de Puebla, Michoacán, Guanajuato, Nuevo
León, Colima, Campeche, Tabasco, Tamaulipas y el estado de Veracruz.[2]
Gonzalo Aguirre Beltrán en sus estudios
antropológicos toca detalladamente los puntos principales en los que se
concentra actualmente la población negra de México; los estados de Oaxaca,
Guerrero y Veracruz. Hace mención de que en 1570 la población negra –según
datos censales- superaba los 18,569 esclavos, repartidos en los obispados de
México, Tlaxcala, Oaxaca, Michoacán, Guerrero, Yucatán y Chiapas;[3]
agregando a estos los negros huidos y cimarrones que él ha calculado en 2000
para mantener así la cifra de 20,569 negros, sin embargo, él mismo admite que
estas cifras pueden quedar muy cortas al número real de negros introducidos a
nuestro país en la época colonial.[4]
En el estado de Puebla la población negra
en tiempos de la colonia se concentró principalmente en los Valles Centrales;
Miguel Zerón Zapata –primer
cronista de la ciudad de Puebla- señala algunos casos de la población de color
existentes en esta región,[5]
otros lugares en los cuales se registró un buen número de negros, según los
historiadores Carlos Paredes Martínez y Blanca
Lara Tenorio, es donde se instalaron
ingenios y trapiches, en las poblaciones de Izúcar, Tepeojuma, Chietla y
Coxcatlán.[6]
En Michoacán los negros (esclavos y
libres) se concentraron principalmente en el bajío, tierra caliente y las
costas del estado; esto lo constata una recopilación de testimonios que nos
ofrece un panorama general del avance e integración agrícola del negro;
principalmente en el cultivo de la caña de azúcar, los obrajes y el servicio
doméstico en los centros urbanos.[7]
También existieron negros libres que atraídos por el estilo de vida
novohispana, eran poseedores de cierto poderío y solvencia económica, agrupados
en cofradías; además de cimarrones y vagabundos contra los cuales la corona
española expediría y elaboraría todo un marco jurídico y legislativo, con el
afán de someterlos al orden colonial.[8]
La presencia del negro en el estado de
Guanajuato tuvo mucha influencia en el desarrollo del mismo; al igual que en
los estados ya mencionados el trabajo de estos fue encaminado principalmente a
los servicios domésticos, a la agricultura, actividades ganaderas, a la minería
y en diversas artesanías.[9] La
historia nos señala a los negros existentes en Guanajuato como personas de no
muy buena reputación; creo que esto se debió en gran medida al hecho de que
muchos de los habitantes guanajuatenses de origen africano fueron liberados muy
temprano desde el siglo XVI, entonces, como hombres libres participaron de la
vida cotidiana, se hicieron de algunas propiedades, usaron caballo y portaron
armas, y debido quizás al maltrato
experimentado anteriormente de parte de sus amos, promovieron pleitos con los
españoles.[10]
A finales del siglo XVI y principios del
XVII, la zona central de lo que hoy es el estado de Veracruz contaba con un
medio físico favorable para las actividades que los colonizadores venían
desarrollando; la región central del estado se constituyó como un territorio
importante en la formación de haciendas
vinculadas a la producción de azúcar, granos y ganados, actividades que en su
mayor parte eran realizadas por esclavos negros.[11]
En esta región se logran percibir algunas manifestaciones culturales de
procedencia africana, así como los nombres de algunas poblaciones: Cerro del
Congo, Rincón de los Negros, Guarumbo, Gimba, Valle de Mozambique, mozomboa y El Coyolillo;[12]
éste último según estudios realizados por el historiador Alfredo Martínez
Maranto, es una población que en su mayoría
conserva rasgos evidentemente negroides que los hacen ser diferentes de
los demás, actualmente los habitantes de “El
Coyolillo”[13]
manifiestan una clara noción de las diferencias raciales entre ellos y los
habitantes de varios poblados aledaños, ellos mismos hacen alusión al hecho
cuando dicen ser “cubanos”[14].
Cabe mencionar que esta comunidad conserva muchos rasgos culturales de
origen africano que también se hacen visibles en la Costa Chica de Guerrero y de Oaxaca, tal es el caso
del parentesco y familia.[15]
En este apartado nos hemos limitado a
mencionar sólo algunos de los estados en los cuales los negros han tenido una
importante participación en el desarrollo de los mismos, para conocer a grandes
rasgos la ubicación geográfica que estas personas ocuparon a lo largo y ancho
de nuestro territorio nacional. Nos hemos permitido dejar para el siguiente
apartado los estados de Oaxaca y
Guerrero que son –por así decirlo- el punto central de nuestro estudio.
[1] Cf. MARTINEZ MONTIEL Luz María, Op., cit., p. 48.
[2] Cf. MARTINEZ MONTIEL, Op., cit, p. 11.
[3] Cf. MARTINEZ MONTIEL, Op., cit., p. 207.
[4] Ibidem.
[5] Cf. MARTINEZ MONTIEL Luz María, Op., cit., p. 23. “Cuando narra cómo fue fundado el
convento de Santo domingo por los religiosos, indica que en su iglesia había
dos capillas, una de los indios, dedicada a la virgen del Rosario y la otra de
los morenos, dedicada a Nuestra Señora de la Piedra. Dicha iglesia tenía una
entrada especial para los morenos y pardos, a un lado de la misma”.
[6]Cf. MARTINEZ MONTIEL, Op., cit. p. 39.
[7]Cf. MARTINEZ MONTIEL, Op., cit, p. 81.
[8] Cf. Ibidem.
[9] Cf. MARTINEZ MONTIEL, Op., cit, p. 157.
[10] Cf. MARTINEZ MONTIEL, Op., cit., p. 158.
[11] Cf. MARTINEZ MONTIEL, Op., cit., p. 526.
[12] Cf. MARTINEZ MONTIEL, Op., cit., p. 529.
[13] Históricamente esta comunidad ha estado integrada a una amplia región
cañera del estado de Veracruz, se localiza a 21 km. De Jalapa, ciudad capital
del estado. Según datos estadísticos en 1998 contaba con una población
aproximada de 1819 habitantes. Cf., MARTINEZ MONTIEL, Op., cit. P. 31.
[14] Según Alfredo Martínez Maranto, se debe al hecho de que los habitantes
de la población desconocen en gran medida la larga historia de sus ancestros,
si bien circula algo de información obtenida del exterior en el sentido de que
sus ancestros llegaron de Africa, la comunidad en su conjunto no mantiene
ningún lazo consciente de ese hecho; sus características físicas negroides son
atribuidas a la migración cubana en estas regiones. Cf. Ibidem.
[15] A las personas de avanzada edad o que han alcanzado un lugar relevante
dentro de la comunidad se les acostumbra llamarles tío o tía según el sexo, se
tenga o no se tenga con ella un vínculo consanguineo. Cf. AGUIRRE BELTRAN
Gonzalo, Cuijla, Esbozo etnográfico
de un Pueblo Negro, Obra Antropológica VII, Fondo de Cultura Económica, México
1995.
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